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CAPÍTULO 8 ALIMENTACIÓN Y ENVEJECIMIENTO

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Quien come demasiado está cavando su fosa con sus propios dientes.

Proverbio turco

Las enfermedades no nos vienen del cielo, sino de los diarios y pequeños pecados contra la Naturaleza. Al acumularse éstos demasiado, las enfermedades sólo parecen producirse de repente… ¡Vuestros alimentos deben ser vuestras medicinas!

Hipócrates (460-370 a. C.)

¡No gastes más tiempo en la preparación de los alimentos que para consumirlos!

Pitágoras (582-497 a. C.)

¡Dejad lo natural –en lo posible– natural!

Doctor W. Kollath

La mayor parte de los manjares refinados que se sirven en nuestros hogares, los hoteles y restaurantes, irritan los órganos de la digestión y la secreción de un modo desfavorable. El verdadero progreso consiste en rechazar la cocina moderna y en volver a las comidas simples de nuestros antepasados.

Elías Metschnikoff, premio Nobel de Medicina

Éste es el tiempo para que la medicina tenga en cuenta el factor alimentario, preguntándose sobre las consecuencias de la inadaptación genética a la alimentación convencional.

Guy Claude Burger

Durante el siglo XIX varios antropólogos coincidieron en establecer un hecho interesante: en diferentes lugares del planeta vivían grupos humanos especialmente longevos que evidenciaban características comunes. No presentaban síntomas de enfermedad, ni caries dental; eran pueblos que permanecían incomunicados en lugares remotos, ajenos a los progresos de la reciente industrialización; y no tomaban alimentos procesados, sino sencillos y naturales, como frutas y vegetales crudos, cereales cocidos, fermentos lácteos y esporádicamente algo de carne.

Entre las regiones geográficas donde vivían estos pueblos destacaban algunos valles de los Alpes, los Cárpatos, los Balcanes, el Cáucaso, Afganistán, el Himalaya (pueblo hunza), Okinawa, Vilcabamba, en los Andes peruanos, y algunas regiones de países árabes y la India.

El profesor sir Robert McCarrison estudió durante años a los hunzas, en quienes observó inexistencia de cáncer, enfermedades cardiovasculares o caries dental.

Hace algo más de treinta años, la profesora de antropología Sula Benet realizó estudios similares con la población de Abjasia (Cáucaso), república autónoma de Georgia. Observó que las personas centenarias conservaban su propia dentadura y una postura extraordinariamente erguida. Los mayores de 70 años realizaban diariamente paseos de varios kilómetros y nadaban en arroyos de montaña. La autora citaba una experiencia muy representativa: «No hace mucho tiempo, en la aldea de Tanush, levanté mi copa de vino para brindar con un hombre que no parecía mayor de 70 años. “Ojalá vivas más que Moisés (120 años)”, le dije, pero a él no le agradó mi comentario: tenía 119 años».

En las últimas décadas, investigadores de todo el mundo han observado con atención las costumbres de ese pueblo. Uno de los estudios, llevado a cabo durante nueve años sobre 123 abjasios centenarios, no encontró casos de enfermedades mentales o cáncer. Es interesante el hecho de que en el Cáucaso una alimentación abundante se considera peligrosa, y a las personas obesas se las tiene por enfermas.

La dieta está compuesta básicamente por un alimento hecho con un maíz autóctono, cocido en agua y machacado, sin sal (sería su pan). Con frecuencia lo combinan con queso de cabra casero y abundantes vegetales frescos: cebollas, tomates, pepinos, repollos, judías, etc. Beben agua de manantial y pequeñas cantidades de un vino tinto seco, de baja graduación. También toman frutas frescas, miel y jugo de granada. No comen carne más de una o dos veces a la semana. En el lenguaje abjasio no existe una palabra para definir el concepto de «viejo», pero sí una para «larga vida».

Por otro lado, la dieta de los hunzas del Himalaya está basada en cereales, hortalizas de hoja grande, vegetales de raíz (zanahorias, nabos, patatas y rábanos), legumbres, calabacín, calabaza, queso fresco casero, fruta fresca y pasas, y carne sólo en contadas ocasiones.

Es evidente que la longevidad de estos pueblos no está vinculada exclusivamente a la dieta. También el ejercicio físico diario, el aire puro y la falta de estrés, radiaciones, contaminantes, etc., han ejercido una influencia positiva para que gocen de buena salud. Sin embargo, la coincidencia de todos estos elementos con una alimentación casi vegetariana, integral, poco manipulada y, sobre todo, hipocalórica, es indudablemente un factor vital para que se dé una menor incidencia de patologías cardiovasculares, cáncer y, en general, para favorecer una forma de envejecer envidiable por su vigor y dinamismo físico y mental.

Antienvejecimiento

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