Читать книгу Alimentación, la tercera medicina - Dr. Jean Seignalet - Страница 23

E) LAS DEFENSAS DEL INTESTINO DELGADO

Оглавление

La mucosa del intestino delgado es un inmenso filtro cuya superficie funcional llega a ocupar 100 m2,incluso600m2 si se consideran los bordes en cepillo, cuyo espesor es muy reducido (0,025 mm), ya que los enterocitos están dispuestos en una sola capa. Sin embargo, este epitelio delgado es la única barrera que separa nuestro medio interior de ciertos agentes nocivos del medio ambiente: parásitos, bacterias, virus y alimentos digeridos de forma incompleta. La mucosa del intestino delgado está protegida por dos sistemas de defensas: no inmunes e inmunes.

1. Defensas no inmunes

Intervienen en primera línea y comprenden (Sarker y Gyr, 1992):

• El jugo gástrico, que, por su acidez, tiene propiedades bactericidas.

• El jugo pancreático y la bilis, que fraccionan las macromoléculas alimentarias y forman una corriente líquida que arrastra numerosos gérmenes.

• La motricidad del intestino producida por el peristaltismo.

• La rápida renovación de las células epiteliales de la mucosa.

• La flora intestinal, ya que los gérmenes saprofitos impiden la multiplicación de los gérmenes patógenos.

• Las secreciones intestinales de las criptas.

• La mucosidad de los péptidos trifoliados y numerosas variedades de mucinas, cada una de las cuales puede estar especializada en la neutralización de un agresor (Porchet y col., 1991).

• La lisozima, una enzima que elimina muchas bacterias de las paredes (Ganz, 2000).

• Las defensinas, que son péptidos antimicrobianos que se sintetizan a un ritmo mucho más rápido que la velocidad de multiplicación de las bacterias (Nicolas y col., 1992).

2. Defensas inmunes

Actualmente se conocen bastante bien (Cerf-Bensussan y col., 1991) y se apoyan en dos tipos de estructuras:

a) Células diseminadas en la mucosa

1) Los linfocitos B y los plasmocitos segregan mucha más IgA que IgM e IgG. La situación es muy diferente de la de la sangre, en la que las proporciones son inversas: hay más cantidad de IgG, menor de IgM y mucha menos de IgA. Por otra parte, las IgA sanguíneas son monómeras, mientras que las IgA intestinales son dímeras: las dos unidades están unidas por la cadena J y por la pieza secretora (figura 4).

2) Los linfocitos T, de dos clases: auxiliares de tipo CD4 y citotóxicos de tipo CD8.

3) Los macrófagos son numerosos, mientras que los mastocitos, los neutrófilos polinucleares y los eosinófilos polinucleares son raros.

b) Los folículos linfáticos o placas de Peyer

Son formaciones complejas recubiertas por un epitelio de superficie especializada. Este epitelio, que carece de vellosidades, contiene unas células particulares, las células M, que se intercalan entre los enterocitos (Owen, 1994) (figura 5).

Las células M son muy pobres en lisosomas, están desprovistas del borde en cepillo, emiten largos pseudópodos y no sintetizan IgA.

Estas cuatro propiedades, junto a la ausencia de células mucosas en las placas de Peyer, explican por qué la mayoría de los antígenos que proceden de la luz intestinal penetran en las células M antes que en los enterocitos.

Figura 4. ESTRUCTURA DE UNA IgA SECRETORA


Figura 5. LA CÉLULA M


El citoplasma de las células M forma unos repliegues donde se alojan los linfocitos T y B, los plasmocitos y los macrófagos. Es importante señalar que la membrana basal es discontinua en los lugares ocupados por las células M, lo que facilita todavía más este alojamiento. Las células captan los antígenos procedentes del medio y los presentan a los linfocitos, por lo que se las denomina CPA (células presentadoras de antígenos).

Alimentación, la tercera medicina

Подняться наверх