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21. Naturaleza y hechos de Apolo

a. Apolo, hijo de Zeus y Leto, era sietemesino, pero los dioses crecen muy deprisa. Temis le alimentó con néctar y ambrosía, y cuando amaneció el cuarto día pidió un arco y flechas, que Hefesto no tardó en proporcionarle. Al salir de Délos se dirigió directamente al monte Parnaso, donde acechaba la serpiente Pitón, enemiga de su madre, y la hirió gravemente con sus flechas. Pitón huyó al Oráculo de la Madre Tierra en Delfos, ciudad llamada así en honor de su compañero, el monstruo Delfino. Pero Apolo se atrevió a seguirla hasta el santuario y allí la mató, junto al precipicio sagrado.1

b. La Madre Tierra informó de este crimen a Zeus, quien no sólo ordenó a Apolo ir a Tempe a purificarse, sino que además instituyó los Juegos Píticos en honor de Pitón y le impuso la penitencia de presidirlos. Sin inmutarse, Apolo desoyó la orden de Zeus de ir a Tempe y en su lugar fue a purificarse a Agila acompañado de Ártemis. Después, como no le gustó el lugar, se embarcó rumbo a Tarra, en Creta, donde el rey Carmanor celebró la ceremonia.2

c. Al volver a Grecia, Apolo fue en busca de Pan, el viejo y desacreditado dios arcadio con patas de cabra, y, después de engatusarle para que le revelara el arte de profetizar, se apoderó del Oráculo de Delfos y de su sacerdotisa, la pitonisa, a la que puso bajo sus órdenes.

d. Al enterarse de la noticia, Leto fue con Ártemis a Delfos, donde se retiró a un aparte para realizar algún rito privado en una cueva sagrada. El gigante Ticio la interrumpió y estaba en pleno intento de violación cuando, al oír los gritos, Apolo y Ártemis salieron corriendo y lo mataron con una descarga de flechas, venganza que Zeus, padre del gigante, consideró una acción piadosa. En el Tártaro atormentaron a Ticio tensando sus piernas y brazos y clavándolos a la tierra; ocupaba una superficie no menor de nueve acres y dos buitres le devoraban el hígado.3

e. A continuación Apolo mató al sátiro Marsias, seguidor de la diosa Cibeles. Esto fue lo que sucedió: un día Atenea hizo una flauta doble con huesos de ciervo y la tocó en un banquete de los dioses. Al principio no podía entender por qué Hera y Afrodita se reían en voz baja tapándose la boca con las manos, a pesar de que su música parecía estar deleitando a los demás dioses. Así pues, se fue sola a un bosque frigio, tomó la flauta junto a un arroyo y contempló su imagen en el agua mientras tocaba. Al darse cuenta de lo ridicula que estaba con la cara morada y las mejillas hinchadas de aire, tiró la flauta y lanzó una maldición sobre cualquiera que la recogiera.

f. Marsias fue la víctima inocente de esta maldición. Tropezó con la flauta y, sin haber tenido tiempo de colocarla entre sus labios, empezó a sonar sola inspirada por el recuerdo de la música de Atenea. Y así recorrió Frigia en el séquito de Cibeles, deleitando a los ignorantes campesinos, quienes exclamaban que ni el mismo Apolo con su lira podría componer mejor música, y Marsias fue tan ingenuo que no se atrevió a contradecirlos. Esto, por supuesto, provocó la ira de Apolo, que le retó a una competición cuyo ganador tenía derecho a infligir el castigo que quisiera al perdedor. Marsias aceptó y Apolo convocó a las Musas como jurado. Ambos quedaron en empate, estando las Musas encantadas con ambos instrumentos, hasta que Apolo gritó a Marsias: «¡Te desafío a que hagas con tu instrumento lo mismo que hago yo con el mío: ponlo al revés y toca y canta al mismo tiempo!»

g. Evidentemente, esto era imposible con una flauta, y Marsias no logró salir victorioso del desafío. Pero Apolo dio la vuelta a su lira y cantó tan melodiosos himnos en honor de los dioses olímpicos que las Musas no pudieron por menos que emitir un veredicto a su favor. Y después de toda esta fingida dulzura Apolo ejerció su cruelísima venganza sobre Marsias: lo desolló vivo y clavó su piel a un pino (según algunos, a un plátano), junto al nacimiento de un río que ahora lleva su nombre.4

h. Después, Apolo ganó un segundo concurso musical que presidía el rey Midas y en el que venció a Pan. Se convirtió así en dios reconocido de la música, y desde entonces ha tocado siempre su lira de siete cuerdas en los banquetes de los dioses. En otra ocasión, otro de sus deberes consistió en guardar los rebaños y manadas que los dioses tenían en Pieria, pero después delegó este trabajo en Hermes.5

i. Aunque Apolo se negaba a atarse por vínculos matrimoniales, dejó encintas a muchas ninfas y mujeres mortales, entre ellas Ptia, con quien engendró a Doro y sus hermanos; la musa Talía, que concibió de él a los Coribantes; Corónide, madre de Asclepio; Aria, que le dio a Mileto, y Cirene, madre de Aristeo.6

j. También sedujo a la ninfa Dríope, que cuidaba los ganados de su padre en el monte Eta en compañía de sus amigas las Hamadríades. Apolo se disfrazó de tortuga con la que todas jugaron y, cuando Dríope la puso en su pecho, se convirtió en una serpiente silbante, asustó a las Hamadríades y entonces gozó a Dríope. Ella le dio a Anfiso, que fundó la ciudad de Eta y construyó un templo en honor de su padre; en él actuó Dríope como sacerdotisa hasta que un día las Hamadríades la robaron y dejaron un álamo en su lugar.7

k. Apolo no siempre fue afortunado en el amor. En una ocasión intentó robarle Marpesa a Idas, pero ella permaneció fiel a su esposo. En otra, persiguió a Dafne, la ninfa montañesa, sacerdotisa de la Madre Tierra e hija del río Peneo en Tesalia. Pero cuando le dio alcance, ella gritó suplicando ayuda a la Madre Tierra, quien la hizo desaparecer en un instante llevándosela a Creta, donde se la conoció con el nombre de Pasífae. La Madre Tierra dejó un laurel en su lugar, y con sus hojas Apolo hizo una guirnalda para consolarse.8

l. Hay que añadir que su intento con Dafne no fue un impulso súbito. Llevaba mucho tiempo enamorado de ella y había causado la muerte de su rival Leucipo, hijo de Enómao, quien se disfrazó de chica y participó en las orgías montañesas de Dafne. Apolo se enteró de esto por adivinación y sugirió a las ninfas que se bañaran desnudas para asegurarse de que todas las que estaban allí eran mujeres. Las ninfas enseguida descubrieron el engaño de Leucipo y lo descuartizaron.9

m. Lo mismo le sucedió con el hermoso joven Jacinto, príncipe espartano del que no sólo se enamoró el poeta Támiris —el primer hombre que cortejó a alguien de su mismo sexo—, sino también el propio Apolo, el primer dios en hacerlo. Apolo no consideró a Támiris un rival serio; oyó que el poeta se vanagloriaba de superar a las Musas cantando y con mala intención les informó de ello. Ellas no tardaron en quitarle la voz, la vista y la memoria para tocar el arpa. Pero el Viento del Oeste también se había encaprichado de Jacinto y sintió unos celos locos de Apolo. Un día en que el dios enseñaba al joven cómo lanzar un disco, el Viento del Oeste atrapó el instrumento en pleno recorrido, lo lanzó contra el cráneo de Jacinto y lo mató. De su sangre brotó la flor que lleva su nombre, en la cual se pueden ver aún sus iniciales.10

n. Apolo enfureció a Zeus sólo una vez después de la famosa conspiración para destronarle. Fue cuando su hijo Asclepio, el médico, cometió la temeridad de resucitar a un muerto, robando así un súbdito a Hades. Naturalmente, éste elevó una queja al Olimpo, Zeus mató a Asclepio con una descarga de su rayo y Apolo en venganza mató a los Cíclopes. Zeus montó en cólera por la pérdida de sus armeros y habría desterrado a Apolo al Tártaro para siempre de no ser porque Leto imploró su perdón comprometiéndose a hacerle enmendar su conducta. La sentencia quedó reducida a un año de trabajos forzados, y Apolo fue a servir en los rediles del rey Admeto de Feras. Siguiendo el consejo de Leto, Apolo no sólo cumplió humildemente su condena, sino que además otorgó grandes beneficios a Admeto.11

o. Tras aprender la lección, predicó en adelante la moderación en todas las cosas. Las sentencias: «Conócete a ti mismo» y «Nada con exceso» estaban siempre en sus labios. Hizo descender a las Musas desde su morada en el monte Helicón hasta Delfos, moderó su exaltado frenesí y las dirigió hacia un tipo de danzas más formales y decorosas.12

1. La historia de Apolo es confusa. Los griegos le hicieron hijo de Leto, diosa conocida con el nombre de Lat en el sur de Palestina (véase 14.2), pero también era hijo de los Hiperbóreos («hombres de más allá del Viento del Norte»), a los cuales Hecateo (Diodoro Sículo: ii.47) identificaba claramente con los británicos, aunque Píndaro (Odas píticas x.50-55) los consideraba libios. Délos era el centro de este culto hiperbóreo que, al parecer, se extendía por el sureste hasta Nabatea y Palestina y por el noroeste hasta Bretaña, incluida Atenas. Constantemente se intercambiaban visitas entre los pueblos unidos por este culto (Diodoro Sículo: loe. cit).

2. Entre los Hiperbóreos, Apolo sacrificó cantidades enormes de asnos (Píndaro: loe. cit.), lo que le identifica con el «Niño Horus», cuya victoria sobre su enemigo Set celebraban anualmente los egipcios arrojando asnos salvajes por un precipicio (Plutarco: Sobre Isis y Osiris 30). Horus quería vengar el asesinato de su padre Osiris, el rey sagrado, amante de la triple diosa Luna, Isis, o Lat, a quien su sucesor sacrificaba en el solsticio estival y en el invernal, siendo el propio Horus su reencarnación. El mito de la persecución de Leto por Pitón es análogo al de la persecución que sufriera Isis por Set (durante los setenta y dos días más calurosos del año). Además, Pitón es identificado con Tifón, el Set griego (véase 36.1), en el Himno homérico a Apolo y también por el escoliasta sobre Apolonio de Rodas. De hecho, el Apolo hiperbóreo es un Horus griego.

3. Pero al mito se le ha dado un giro político: se dice que Pitón fue enviado contra Leto por Hera, quien le había parido partenogenéticamente para molestar a Zeus (Himno homérico a Apolo 305); y Apolo, después de matar a Pitón (y supuestamente también a su compañero Delfine), se apodera del templo oracular de la Madre Tierra en Delfos, pues Hera era la Madre Tierra o Delfine en su aspecto profético. Parece que ciertos helenos del norte, aliados de los tracio-libios, invadieron Grecia central y el Peloponeso, donde se encontraron con la oposición de los adoradores prehelénicos de la diosa Tierra, aunque se apoderaron de sus principales santuarios oraculares. En Delfos destruyeron la sagrada serpiente oracular —una serpiente parecida se guardaba en el Erecteón de Atenas (véase 25.2)— y se apoderaron del oráculo en el nombre de su dios Apolo Esminteo. Esminteo («de aspecto de ratón»), como el dios cananeo de la curación, Esmún, tenía como emblema un ratón curativo. Los invasores accedieron a identificarle con Apolo, el Horus hiperbóreo adorado por sus aliados. Para aplacar la opinión popular en Delfos se instituyeron juegos funerarios periódicos en honor del héroe muerto Pitón, y se mantuvo en el cargo a su sacerdotisa.

4. Brizo («apaciguadora»), la diosa-Luna de Délos, indistinguible de Leto, se puede identificar con la triple-diosa hiperbórea Brigit, cristianizada como santa Brígida. Brigit era la patrona de todas las artes, y Apolo siguió su ejemplo. El asalto del gigante Ticio a Leto apunta a un abortado intento de sublevación por parte de los montañeses de Fócide contra los invasores.

5. Las victorias de Apolo sobre Marsias y Pan conmemoran las conquistas helénicas de Frigia y Arcadia y la consiguiente supresión en esas regiones de instrumentos de viento por los de cuerda, excepto entre los campesinos. El castigo de Marsias puede referirse al ritual de desollar al rey sagrado —tal como Atenea despojó a Palas de su égida mágica (véase 9.a)— o a la costumbre de arrancar toda la corteza a un retoño de aliso para hacer una flauta de pastor, siendo el aliso personificado como dios o semidiós (véanse 28.7 y 57.7). Apolo era aclamado como antecesor de los griegos dorios y de los milesios, quienes le rendían honores especiales. Y a los coribantes, bailarines en el festival del solsticio de invierno, los consideraban hijos de la musa Talía y de Apolo, porque era el dios de la música.

6. Su persecución de Dafne, la ninfa de la montaña, hija del río Peneo y sacerdotisa de la Madre Tierra, se refiere aparentemente a la toma de Tempe por parte de los helenos. Allí la diosa Dafene («la sanguinaria») era adorada por un colegio de Ménades orgiásticas que mascaban hojas de laurel (véanse 46.2 y 51.2). Tras ser suprimido el colegio —el relato de Plutarco sugiere que la sacerdotisa huyó a Creta, donde la diosa-Luna era llamada Pasífae (véase 88.e)—, Apolo se apoderó del laurel que, posteriormente, sólo podía mascar la Pitonisa. Tanto en Tempe como en Figalia, Dafene debía de tener cabeza de yegua (véase 16.5); Leucipo («caballo blanco») era el rey sagrado del culto local del caballo, descuartizado anualmente por las mujeres salvajes, que se bañaban para purificarse después de matarlo y no antes (véanse 22.7 y 150.7).

7. La seducción de Apolo a Dríope en el Eta recoge seguramente la sustitución del culto local del roble por el culto a Apolo, a quien estaba consagrado el álamo (véase 42.d); y lo mismo se puede decir de la seducción de Aria. Su disfraz de tortuga es una referencia a la lira que había comprado a Hermes (véase 17.<¿). El nombre de Ptia sugiere que era el aspecto otoñal de la diosa. El infructuoso intento con Marpesa («la que quita») parece evocar el fracaso de Apolo al querer apoderarse de un templo mesenio: el de la diosa del Grano en su aspecto de Cerda (véase 74.4). El servilismo de Apolo con Admeto de Fe res puede recordar un acontecimiento histórico: la humillación del cuerpo sacerdotal de Apolo en castigo por la masacre de una corporación de herreros prehelénicos que habían disfrutado de la protección de Zeus.

8. El mito de Jacinto, que a primera vista no parece más que una fábula sentimental relatada para explicar la marca que distingue al jacinto griego (véase 165./ y 2), alude al héroe-flor cretense Jacinto (véase 159.4), al parecer llamado también Narciso (véase 85.2), cuyo culto se introdujo en la Grecia micénica y que dio nombre al último mes del verano en Creta, Rodas, Cos, Tera y Esparta. El Apolo dorio usurpó el nombre de Jacinto en Tarento, donde tenía una tumba de héroe (Polibio: viii.30); y en Amidas, ciudad micénica, otra «tumba de Jacinto» se convirtió en el cimiento base del trono de Apolo. Por aquella época Apolo ya era inmortal, mientras que Jacinto reinaba sólo durante una estación; su muerte a consecuencia de ser golpeado por un disco recuerda a la de su sobrino Acrisio (véase 73.3).

9. Corónide («cuervo»), madre de Asclepio siendo su padre Apolo, era probablemente un título de Atenea (véase 25.5), pero los atenienses negaron siempre que ella tuviera hijos y distorsionaron el mito (véase 50.¿>).

10. En la época clásica, la música, la poesía, la filosofía, la astronomía, las matemáticas, la medicina y las ciencias en general estuvieron bajo el control de Apolo. Enemigo del barbarismo, predicó la moderación en todo, y las siete cuerdas de su lira estaban conectadas con las siete vocales del alfabeto griego posterior (véase 52.3), tenían un significado místico y se usaban como terapia musical. Finalmente, debido a su identificación con el Horas Niño, una concepción solar, fue adorado como el sol, cuyo culto corintio había arrebatado el Zeus solar, y su hermana Ártemis fue con toda justicia identificada con la luna.

11. Cicerón, en su ensayo Sobre la naturaleza de los Dioses (iii.23), hace al Apolo hijo de Leto sólo el cuarto de una antigua serie, y así distingue a: Apolo hijo de Hefesto, Apolo padre de los coribantes cretenses y Apolo el que creó las leyes de Arcadia.

12. Sin embargo, el asesinato de Pitón por parte de Apolo no es un mito tan simple como parece a primera vista, porque la piedra omphalos en la que estaba sentada la Pitonisa era por tradición la tumba del héroe encarnado en la serpiente, cuyos oráculos pronunciaba ella (Hesiquio sub el Túmulo de Arcos; Varrón: Sobre los idiomas latinos vii. 17). El sacerdote helénico de Apolo usurpó las funciones del rey sagrado que, legítima y ceremonialmente, siempre había matado a su predecesor, el héroe. Esto queda demostrado en el rito de las Estepterias recogido por Plutarco en Por qué callan los oráculos (15). Cada nueve años, en la era de la trilla de Delfos, se construía una cabaña que representaba la morada del rey, y una noche era atacada repentinamente por... (aquí hay un trozo en blanco en el relato)... Tiraron la mesa de las primicias, prendieron fuego a la cabaña y los que llevaban las antorchas huyeron del santuario sin mirar atrás. Después, los jóvenes que habían participado en la hazaña fueron a purificarse a Tempe, de donde volvió él triunfante, coronado y llevando una rama de laurel.

13. El planeado asalto por sorpresa al morador de la cabaña recuerda el misterioso asesinato de Rómulo por sus compañeros; y también el sacrificio anual en el festival de las Bufonias de Atenas, cuando los sacerdotes que habían matado al Zeus-buey con un hacha doble huían sin mirar hacia atrás (véase 53.7). Luego se comían la carne en un banquete público, hacían una representación mímica de la resurrección del buey y llevaban el hacha a juicio acusada de haber cometido sacrilegio.

14. En Delfos y en Cnosos el rey sagrado debió de reinar hasta el noveno año (véase 88.6). Sin duda el chico iba a Tempe porque el culto de Apolo se había originado allí.

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