Читать книгу Los mitos griegos - Robert Graves - Страница 42
Оглавление36. Tifón
a. En venganza por la destrucción de los gigantes, la Madre Tierra yació con Tártaro y poco tiempo después, en la Cueva Coriciana de Ci licia, dio a luz a su hijo menor, Tifón, el monstruo más grande que jamás ha existido.1 Desde los muslos hacia abajo sólo era serpientes enroscadas; cuando extendía los brazos, éstos tenían cien leguas de longitud a cada lado, y en vez de manos tenía incontables cabezas de serpiente. Su cabeza de asno brutal rozaba las estrellas, sus enormes alas ensombrecían el sol, sus ojos desprendían fuego y de su boca salían rocas encendidas. Cuando llegó corriendo al Olimpo los dioses huyeron aterrorizados a Egipto, donde se disfrazaron de animales: Zeus se convirtió en carnero; Apolo, en un cuervo; Dioniso, en cabra; Hera, en una vaca blanca; Ártemis, en gata; Afrodita, en pez; Ares, en oso; Hermes en un ibis, etcétera.
b. Sólo Atenea fue capaz de aguantar y se burló de la cobardía de Zeus hasta que éste, recuperando su forma original, lanzó contra Tifón un rayo seguido de un golpe con la misma hoz de pedernal con la que había castrado a su abuelo Urano. Herido y gritando, Tifón huyó al monte Casio, que se yergue al norte de Siria, y allí los dos entablaron combate. Tifón enroscó a Zeus con su miríada de colas, desarmándole de su hoz, y, después de cortarle con ella los tendones de las manos y los pies, lo arrastró a la Cueva Coriciana. Zeus es inmortal, pero ahora no podía mover un dedo, y Tifón había escondido los tendones en un morral de piel de oso que vigilaba Delfine, una hermana-monstruo con cola de serpiente.
c. La noticia de la derrota de Zeus sembró el desánimo entre los dioses, pero Hermes y Pan entraron a hurtadillas en la cueva. Allí, Pan asustó a Delfine con un espantoso grito mientras Hermes sustraía hábilmente los tendones y los volvía a poner en los miembros de Zeus.2
d. Pero algunos dicen que fue Cadmo quien engatusó a Delfine para que le entregara los tendones de Zeus, diciendo que los necesitaba para fabricar las cuerdas de una lira con la que iba a tocarle una música deliciosa; y que fue Apolo quien la mató.3
e. Zeus regresó al Olimpo y, montado en un carro tirado por caballos alados, persiguió una vez más a Tifón con sus rayos. Tifón había ido al monte Nisa, donde las tres Parcas le ofrecieron frutos efímeros, fingiendo que con ellos recuperaría su vigor, aunque en realidad le condenaban a una muerte segura. Llegó al monte Hemo en Tracia y, levantando montañas enteras, las lanzó contra Zeus, quien interpuso sus rayos de manera que aquéllas rebotaban contra el monstruo provocándole espantosas heridas. Los chorros de sangre de Tifón dieron su nombre al monte Hemo. Huyó hacia Sicilia, donde Zeus puso fin a la persecución tirándole encima el monte Etna, cuyo cráter escupe fuego hasta el día de hoy.4
1. Se dice que «coriciana» significa «del saco de cuero», y puede ser un testimonio de la antigua costumbre de encerrar los vientos en sacos, una costumbre seguida por Éolo (véase 170.g) y conservada por las brujas medievales. En la otra Cueva Coriciana, la de Delfos, a la serpiente compañera de Delfine se la llama Pitón, no Tifón. Pitón («serpiente») era la personificación del destructivo Viento del Norte —a los vientos se los representaba habitualmente con colas de serpiente— que baja envolviendo a Siria desde el monte Casio, y a Grecia desde el monte Hemo (véase 21.2). Tifón, por otra parte, significa «humo estupefaciente», y su aspecto es el de una erupción volcánica; de ahí la leyenda de que Zeus lo derrotó finalmente enterrándolo bajo el monte Etna. Pero el nombre de Tifón significaba también el ardiente siroco del desierto meridional, que causaba estragos en Libia y Grecia y llevaba consigo un olor volcánico, y al que los egipcios representaban como un asno del desierto (véanse 35.4 y 83.2). El dios Set, del cual se dice que Tifón era su aliento, mutiló a Osiris casi del mismo modo en que se dice que Pitón mutiló a Zeus, aunque ambos fueron finalmente derrotados. No obstante, el paralelismo ha hecho confundir a Pitón con Tifón.
2. Este vuelo divino hacia Egipto, como observa Luciano (Sobre los sacrificios 14), fue inventado para justificar el culto egipcio de los dioses en forma de animales: Zeus-Amón cómo camero (véase 133.;), Hermes-Tot como ibis o grulla (véase 52.6), Hera-Isis como vaca (véase 56.2), Ártemis-Pasht como gato, etcétera. Pero históricamente también puede referirse al éxodo de sacerdotes y sacerdotisas que huyeron asustados de las islas del Egeo cuando una erupción volcánica sepultó la mitad de la gran isla de Tera poco antes del 2000 a.C. Los gatos no eran animales domésticos en Grecia. Otra fuente más de esta leyenda parece ser el Enuma Elish, el poema épico babilónico de la creación, según el cual, en la primera versión de Damasco, la diosa Tiamat, su consorte Apsu y el hijo de ambos Mummi («confusión») soltaron a Kingu y una horda de otros monstmos contra la recién nacida trinidad de dioses: Ea, Anu y Bel. Después viene la huida provocada por el pánico, hasta que Bel reúne a sus hermanos, toma el mando de la situación y derrota a las fuerzas de Tiamat aplastando su cráneo con una maza y partiéndola en dos, «como un pescado plano».
3. El mito de Zeus, Delfine y la piel de oso recoge la humillación de Zeus por parte de la Gran Diosa, adorada como la Osa, cuyo oráculo principal estaba en Delfos. Se desconoce el momento histórico, pero los cadmeos de Beoda parecían estar preocupados por mantener el culto de Zeus. Los «frutos efímeros» de Tifón que le entregaron las Parcas son al parecer las típicas manzanas de la muerte (véanse 18.4, 32.4, 33.7, etc.). En una versión protohitita del mito, la serpiente Uliunka vence al dios de la Tormenta y le arranca los ojos y el corazón, que él recupera mediante una estratagema. El Consejo Divino llama entonces a la diosa Inara para que ejecute la venganza. La serpiente Illiunka es invitada a una fiesta por la diosa, come hasta hartarse, y entonces Inara la ata con un cordel y el dios de la Tormenta la mata.
4. El monte Casio (ahora Jebel-el-Akra) es el monte Hazzi que figura en la historia hitita de Ullikummi, el gigante de piedra que crecía a una velocidad sorprendente y cuyo padre Kumarbi le ordenó destruir a los setenta dioses del cielo. El dios de la Tormenta, el dios Sol, la diosa de la Belleza y todos sus compañeros dioses fracasaron en sus intentos de matar a Ullikummi, hasta que Ea, la diosa de la Sabiduría, empleando el cuchillo que originalmente separara al cielo de la tierra, cortó los pies al monstruo haciendo que se desplomara en el mar. Ciertos elementos de esta historia se dan en el mito de Tifón, y también en el de los Alóadas, que crecían con la misma velocidad y utilizaban las montañas como escaleras para subir al cielo (véase 37.b). Los cadmeos fueron probablemente los que llevaron estas leyendas a Grecia desde Asia Menor (véase 6.7).