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32. Tique y Némesis

a. Tique es una hija de Zeus a la que éste dio el poder de decidir la fortuna de tal o cual mortal. Sobre algunos de ellos derrama montones de dones desde su cuerno de la abundancia, mientras que a otros los priva de todo lo que poseen. Tique es absolutamente irresponsable en sus concesiones, y corretea por ahí haciendo malabares con una pelota que simboliza la incertidumbre del azar: a veces arriba, a veces abajo. Pero si alguna vez sucede que un hombre a quien ella ha favorecido se jacta de sus abundantes riquezas sin ofrendar una parte de ellas a los dioses o mitigar la pobreza de sus congéneres, entonces hace acto de presencia la vieja diosa Némesis para humillarle.1 Némesis, cuyo hogar es el Ramnunte ático, lleva una rama de manzano en una mano y una rueda en la otra, se ciñe la cabeza con una corona de plata adornada con ciervos y de su faja cuelga un látigo. Es hija de Océano y tiene algo de la belleza de Afrodita.

b. Algunos dicen que Zeus se enamoró una vez de Némesis y la persiguió por toda la tierra y el mar. Aunque ella cambiaba de forma constantemente, al final la violó adoptando la apariencia de un cisne, y del huevo que ella puso salió Helena, la causante de la guerra de Troya.2

1. Tique («fortuna»), al igual que Dice y Aedo (personificaciones del derecho natural, o Justicia y Vergüenza), fue una deidad artificial inventada por los primitivos filósofos, en tanto que Némesis («la debida norma») había sido la diosa-ninfa de la Muerte-en-Vida (véase 18.3), a la que volvieron a definir como control moral sobre Tique. Fortuna (de vortumna, «la que da la vuelta al año»), su equivalente latina, sugiere que la rueda de Némesis fue originalmente el año solar. Cuando la rueda había descrito medio círculo, el rey sagrado, elevado a la cima de su fortuna, debía cumplir el destino de morir —los ciervos de Acteón en su corona (véase 22.i) lo anunciaban—, pero cuando completaba el círculo completo se vengaba del rival que le había suplantado. El látigo de Némesis fue inicialmente usado para la flagelación ritual, para hacer fructificar los árboles y las cosechas, y la rama de manzano era el pasaporte del rey para entrar en el Elíseo (véanse 53.5, 80.4 y 133.4).

2. La Némesis a la que perseguía Zeus (véase 62.b) no es el concepto filosófico de la venganza divina contra los mortales presuntuosos, sino la diosaninfa original, cuyo nombre habitual era Leda. En el mito prehelénico, la diosa persigue al rey sagrado y, aunque él experimenta sus transformaciones estacionales (véase 30.1), responde a cada una de ellas con las suyas propias y lo devora en el solsticio de verano. En el mito helénico se invierten los papeles: es la diosa la que huye cambiando de forma, pero el rey la persigue y al final la viola, como en la historia de Zeus y Metis (véase 9 A), o de Peleo y Tetis (véase 81./c). Las necesarias transformaciones estacionales debieron de estar indicadas seguramente en los radios de la rueda de Némesis, pero en la Cipriada de Homero sólo se mencionan un pez y «varios animales» (véase 89.2). «Leda» es otra forma de Leto, o Latona, a quien acosó Pitón, no Zeus (véase 14.a). Los cisnes eran consagrados a la diosa (Eurípides: Ifigenia en Táuride 1095 y ss.) debido a su plumaje blanco; también porque la formación en V de su vuelo era un símbolo femenino, y porque a mediados del verano volaban hacia el norte, a lugares desconocidos donde criar, supuestamente llevando con ellos el alma del rey muerto (véanse 33.5 y 142.2).

3. La Némesis filosófica era adorada en Ramnunte, donde, según Pausanias (i.33.2-3), el comandante en jefe persa, que había intentado erigir un trofeo de mármol en conmemoración de sus conquistas en el Ática, fue obligado a retirarse al llegar la noticia de la derrota naval acaecida en Salamina. En su lugar, el mármol fue utilizado para una imagen de la ninfa-diosa Némesis. Se supone que fue a causa de este acontecimiento por lo que Némesis se convirtió en la personificación de la «venganza divina»; no de «la debida norma» del drama anual de la muerte; para Homero, némesis fue siempre un simple y cálido sentimiento humano de que los pagos se deben cancelar a tiempo y cualquier tarea debe ser correcta y debidamente ejecutada. Pero la diosa-ninfa Némesis llevaba el título de Adrastea («ineludible», Estrabón xiii.1.13), que era también el nombre de la nodriza de Zeus, una ninfa-fresno (véase 7.b). Y, puesto que las ninfas-fresno y las Erinias eran hermanas, nacidas de la sangre de Urano, puede que así fuera como Némesis llegó a encarnar la idea de venganza. El fresno era uno de los disfraces ocasionales de la diosa, y muy importante para sus adoradores pastoriles por su asociación con las tormentas y con el mes de los corderos, el tercero del año sagrado (véase 52.3).

4. A Némesis se la llama hija de Océano porque, como ninfa-diosa con la rama de manzano, era también la Afrodita nacida del mar, hermana de las Erinias (véase 18.4).

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