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3. CONCLUSIONES

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A lo largo del siglo pasado y en el curso del actual, los civiles se han convertido en una realidad cada vez más presente en el campo de batalla. Pero lo que ha cambiado no es su número, sino el papel que juegan, mucho más activo y más relevante para el cumplimiento de la misión que en el pasado. La diferencia fundamental con épocas anteriores estriba en tres factores novedosos: Primero, ganarse a la población civil es, en gran medida, el objetivo de las operaciones militares. Segundo, las operaciones militares tienen lugar, cada vez más, entre la población, dada la tendencia de nuestros enemigos, actuales y potenciales, a diluirse entre la misma, y tercero, las operaciones no son operaciones militares puras, sino misiones más amplias en las que la fuerza militar debe aunar esfuerzos con organizaciones civiles de todo tipo.

Esta realidad ha obligado a las fuerzas militares a tener en cuenta cada vez más la dimensión civil en el planeamiento y ejecución de operaciones militares. Inicialmente bastaba con eso, con tenerlos en cuenta para que no interfirieran en el desarrollo de las operaciones. El concepto de Asuntos Civiles respondía a esta necesidad: incluir en las operaciones militares un factor más del ambiente, pasivo, que había que combinar con el resto de factores. Pero, conforme los civiles en el campo de batalla pasaron de ser meros sujetos pasivos a jugar un papel activo, fue necesario replantear el modo de relacionarse con ellos. Ya no bastaba con tenerlos en cuenta, era necesario coordinar las actividades respectivas. El concepto de CIMIC surge de esta nueva necesidad de coordinación, no sentida con anterioridad.

El concepto de Interacción Cívico-Militar, por último, surge para afrontar una situación en la que militares y civiles no sólo operan en el mismo escenario, sino que persiguen un mismo objetivo, aunque desempeñando funciones diversas y con mandatos diferentes. La complejidad de integrar esfuerzos de organizaciones tan dispares ha obligado a hacer un esfuerzo por encontrar el modo de interactuar con cada una de ellas; esfuerzo que todavía no ha culminado. Entre otras cosas, los motivos son que requiere un esfuerzo paralelo por parte de gobiernos, organizaciones internacionales y agentes humanitarios que a día de hoy dista mucho de haberse mate-rializado. Solamente si todos ellos comparten la necesidad de abordar las operaciones de gestión de crisis desde un enfoque integral y abordan las acciones necesarias para hacerlo posible será posible alcanzar el grado de interacción necesario para la aplicación de este concepto143.

Hasta aquí se ha expuesto el sustrato teórico sobre el que se han articulado los esfuerzos por reconstruir y estabilizar escenarios de conflicto y, entre ellos, Afganistán. A continuación, se hace necesario un análisis sobre este escenario concreto en el que se materializan estos conceptos, teniendo en cuenta tanto los factores internos (historia, cultura, instituciones jurídicas), como los externos (objetivos de la intervención internacional, estrategias adoptadas, etc…). La combinación del modelo teórico y la realidad sociopolítica sobre la que se va a aplicar constituye un ejercicio necesario para diagnosticar los problemas y encontrar las soluciones.

46. El concepto de Operaciones de Mantenimiento de la Paz engloba todas las inter-venciones internacionales encaminadas a estabilizar Estados en conflicto, sea bajo la forma de establecimiento, imposición o consolidación de la paz. Existe una abundante bibliografía dedicada al análisis de las Operaciones de Mantenimiento de la Paz y su marco jurídico, asunto que trasciende el objeto de este trabajo. Véase: SERRANO, A. El derecho internacional humanitario y las operaciones de mantenimiento de la paz de Naciones Unidas. Plaza Valdés, 2007. IGLESIAS VELASCO, A.J. “El marco jurídico de las operaciones de mantenimiento de la paz”, Foro, Nueva época, núm. 1/2005: 127-177. pp. 127-177. Rico-Bernabé, R. El mantenimiento de la paz ante los retos de las nuevas guerras. Icaria. 2004. La propia ONU define y desarrolla el concepto en https://www.un.org/es/sections/what-we-do/maintain-international-peace-and-security/.

47. ROLDAN BARBERO, 2018 (1). “Internal democracy and international law” en Spanish yearbook of international law, n.° 22, 2018, pp. 181-202. p. 195. https://www.researchgate.net/publication/330864349_INTERNAL_DEMOCRACY-AND_INTERNATIONAL_LAW/link/5cb06c3c92851c8d22e5501c/download.

48. Por una parte, encontramos a distintas categorías de civiles que han acompañado y acompañan a las fuerzas militares, proporcionando un amplio abanico de servicios (personal auxiliar, contratistas, comerciantes,…). Por otra, se encuentran las personas que viven en las zonas en las que operan las fuerzas militares, sean sus habitantes o personas desplazadas por el propio conflicto En este trabajo. cuando hablemos de civiles, no se considerará a los civiles que acompañan a las fuerzas militares realizando tareas auxiliares de cualquier tipo y que de alguna forma pueden considerarse como parte de los contingentes militares, sino sólo a aquéllos que, ajenos a las fuerzas enfrentadas, están de cualquier otra manera presentes en la zona en la que éstas operan.

49. Según el ejército estadounidense, “El término Asuntos Civiles se emplea para describir las actividades relacionadas con el gobierno de las zonas ocupadas y de los habitantes de las mismas, con excepción de aquéllas que tengan carácter militar” US Army and Navy. Manual for Military Government and Civil Affairs. Field Manual 27-5. Headquerters, Department of the Army, Diciembre 1943, p. 1.

50. HICKS, K. H. y WORMUTH, Ch. E. The Futureof US Civil Affairs Forces. Center for Strategic & International Studies. 2009. p. 3. https://csis-website-prod.s3.amazonaws.com/s3fs-public/legacy_files/files/publication/130409_Hicks_FutureCivilA-ffairs_Web.pdf.

51. Tras las II.ª GM esta obligación quedaría claramente reflejada en el Art. 55 del Convenio de Ginebra relativo a la protección debida a las personas civiles en tiempo de guerra, de 1949: “En toda la medida de sus recursos, la Potencia ocupante tiene el deber de abastecer a la población en víveres y productos médicos; deberá, especial-mente, importar víveres, medicamentos y cualquier otro artículo necesario cuando sean insuficientes los recursos del territorio ocupado”.

52. Esta responsabilidad por el gobierno de los territorios ocupados se hará extensiva, en el marco de las guerras irregulares, a los grupos insurgentes que lleguen a controlar territorios. Es el caso de los talibán que, tanto en 1996, cuando derrocaron al gobierno muyahidín, como a partir de 2006, cuando empezaron a controlar áreas cada vez más importantes de Afganistán, se vieron en la necesidad de atender al gobierno de las poblaciones de los territorios bajo su control. Forzados por las circunstancias, se han visto obligados a ir generando una administración civil, aunque embrionaria, capaz de garantizar el orden, la justicia y los servicios básicos. Ver un análisis detallado al respecto: CLARK, K y BJIELICA, J. One Land, Two Rules: Service delivery in insurgent-affected areas, an introduction. Afghanistan Analysts Network. 2018. https://www.afghanistan-analysts.org/en/reports/economy-development-environment/one-land-two-rules-1-service-delivery-in-insurgent-affected-areas-an-introduction/. Sobre las regulaciones emitidas por la cúpula talibán para regular, hasta cierto punto, la prestación de este tipo de servicios: CLARK, K. The Layha. Calling the Taleban to Account. Afghanistan Analysts Network. 2012. http://www.afghanistan-analysts.org/wp-content/uploads/downloads/2012/10/20110704_CKlark_The_Layha.pdf.

53. COLES, H. L. y. WEINBERG, A. K. U.S. Army in World War II: Civil Affairs: Soldiers Become Governors. U.S. Army Center of Military History, 1992. p. 4. https://history.army.mil/html/books/011/11-3/CMH_Pub_11-3.pdf.

54. US Army and Navy, op. cit. p. 3 y ss.

55. Cuando en 1942 EEUU empleó agencias civiles para estos cometidos en el norte de África, el resultado fue tan desastroso que el general Eisenhower llegó a comentar “Estoy teniendo tantos problemas con las fuerzas civiles que tenemos detrás apoyándonos, como con el enemigo que tenemos enfrente”. (Citado por: HAYWARD, E. “Civil-Military Coordination. Civil Affairs Planning”. Anales de la Academia Americana de Ciencias Políticas y Sociales. Vol. 267. Enero, 1950). Esta experiencia, junto con la presión del Departamento de Guerra, convencieron finalmente al presidente de que la mejor opción era emplear al ejército para ejercer la autoridad civil. Esto no quiere decir que el Ejército no coordinara con agencias civiles. A pesar de sus errores en el norte de África, era evidente que estos cometidos tendrían que ser asumidos, tarde o temprano, por agencias como el Departamento de Estado, lo que hacía necesario contar con ellas desde el principio. Pero en esta fase inicial, la responsabilidad la asumieron plenamente los militares. (HAYWARD, loc. cit. p. 19 y ss).

56. La UNRRA se fundó en Washington el 9 de noviembre de 1943, contando inicialmente con cuarenta y cuatro países. Su objetivo principal era coordinar la distribución de ayuda, sobre todo de alimentos y suministros médicos, en los territorios liberados de Europa.

57. La aplicación de este procedimiento se facilitó mediante la firma de acuerdos diplomáticos con los gobiernos de Bélgica, Holanda y Luxemburgo, que ayudaron a lograr los objetivos básicos de asuntos civiles: asegurar los territorios ocupados, logrando la máxima cooperación de la población civil y evitando interferencias en las operaciones militares. COLES Jr. “Civil Affairs Agreements for Liberated Territories”. Anales de la Academia Americana de Ciencias Políticas y Sociales. Vol. 267. Enero, 1950. p. 131.

58. En palabras del general John H. Hilldring, jefe en aquellos momentos de la División de Asuntos Civiles del Ejército de EEUU, asegurar a la población civil, manteniendo para ello la ley y el orden, e impedir que los civiles interfirieran en las operaciones militares debían suponer “el principio y el fin de la participación militar en los asuntos civiles”. El éxito vendría determinado por el cese de la obligación de socorro establecida en el derecho internacional y por la ausencia de interferencia civil en las operaciones militares. Cuando se cumplieran estas dos condiciones, se transferirían las responsabilidades asumidas a las organizaciones civiles competentes y podría declararse el misión cumplida. HAYWARD, loc. cit. p. 20.

59. Nótese que el primer manual de campaña data de diciembre de 1943.

60. HAYWARD, loc. cit. p. 20.

61. No parece que los resultados fueran demasiado brillantes; así al menos parece desprenderse del comentario de Richard Holbrook, entonces un joven oficial recién retornado de Saigón, que aparece en un informe de la Casa Blanca de 1966, recientemente desclasificado: “No estamos equipados y adiestrados en lo que se necesita hacer para reconstruir el gobierno en los pueblos. Además, es una tarea que no tiene fin en el tiempo y en la necesidad de personal y puede llevarnos a una suerte de ‘colonialismo revolucionario’: nuestros propósitos son revolucionarios, nuestros medios, coloniales”. Citado por COWPER-COLES, S. Cables from Kabul. The Inside Story of the West’s Afghanistan Campaign. Harper Press. Londres. 2012, p. 175.

62. HICKS y WORMUTH, op. cit. p. 7

63. El propio AJP 9 (Publicación Conjunta Aliada que, en 2003, establece la Doctrina de la OTAN en materia de cooperación cívico-militar), reconocía en su prólogo que hasta ese momento, la cooperación cívico-militar se había considerado como poco más que un problema logístico. OTAN. Allied Joint Publication 9. NATO Civil-Military Co-operation (CIMIC) Doctrine. Agencia de Normalización de la OTAN. 2003. https://www.nato.int/ims/docu/ajp-9.pdf.

64. Se denomina Estados gamberros a aquéllos que suponen una amenaza para la paz mundial. Se caracterizan normalmente por su carácter no democrático, su falta de respeto a los Derechos Humanos y su apoyo a grupos terroristas o insurgentes o a la proliferación de armas de destrucción masiva. En la década de 1990, EEUU acuñó el término, aludiendo a aquellos Estados que merecían más ser contenidos o derrotados que reconstruidos. Cuando la noción de Estado canalla fue oficialmente abolida por el Departamento de Estado de EEUU en 2000, la doctrina Bush posterior al 11 de septiembre pasó a utilizar el término eje del mal, empleado para estigmatizar y comprometer a los gobiernos que albergan terroristas, desarrollan armas de destrucción masiva y violan otras normas internacionales (concretamente, Irán, Irak y Corea del Norte). George W. Bush utilizó por primera vez el término eje del mal en su discurso sobre el Estado de la Unión del 29 de enero de 2002 (GIL, p. 89).

65. BINNENDIJK, H. y CARPENTER, J. “Building a Multilateral Civilian Surge” en LINDLEY-FRENCH y BOYER, loc. cit. p. 586.

66. Cuando se escribe en lengua castellana sobre la función de gobierno (Governance en inglés) hay dudas sobre el término a emplear. En algunos casos se emplea el término gobernabilidad, inapropiado por referirse, etimológicamente, a la “cualidad de gobernable” (DRAE), no al ejercicio efectivo de una función. Otras veces se emplea, con más propiedad, el neologismo Gobernanza (“Arte o manera de gobernar que se propone como objetivo el logro de un desarrollo económico, social e institucional duradero, promoviendo un sano equilibrio entre el Estado, la sociedad civil y el mercado de la economía”. DRAE). En realidad, bastaría con emplear el término Gobierno que, según el DRAE y el uso común, además de emplearse como sustantivo para definir a quienes ejercen el poder político en un estado (“Conjunto de los ministros de un Estado”. DRAE), tiene una segunda acepción, como “Acción y efecto de gobernar o gobernarse”. Esta segunda aceptación parece la traducción más apropiada y sencilla para el término Governance.

67. Un análisis detallado de esta evolución, puede verse en RUIZ ARÉVALO, (2015-2). AC, CIMIC y CMI. Algo más que un Baile de Siglas. Instituto Español de Estudios Estratégicos. Abril. 2015. http://www.ieee.es/Galerias/fichero/docs_opinion/2015/DIEEEO36-2015_CA-CIMIC-CMI_RuizArevalo.pdf.

68. Actualmente, el concepto tradicional de Asuntos Civiles es mantenido en solitario por EEUU, lo cual ayuda a entender algunas dificultades que han surgido a la hora de actuar conjuntamente con sus socios de la OTAN. Aunque, tanto la última versión de la doctrina Cooperación Cívico-Militar de OTAN, como los análisis producidos en el Centro de Excelencia CIMIC de la OTAN (CIMIC Centre of Excellence), demuestran una corriente cada vez más fuerte en el seno de la Alianza, que aboga por dar más relevancia a los aspectos de gobierno de la población civil. HOOGENSEN GJORV, G. Understanding Civil Military Interaction. Lessons Learned From the Norwegian Model. Ashgate, 2014, p. 49.

69. El concepto de seguridad humana, aunque utilizado previamente, se difundió a partir del Informe sobre Desarrollo Humano del Programa de las NNUU para el Desarrollo (PNUD, 1994). “Implica que todas las personas tengan la capacidad de ganarse la vida y satisfacer sus necesidades básicas, de estar en condiciones de valerse por sí mismas y de participar en la comunidad. En otras palabras, es la seguridad de las personas en sus vidas cotidianas, que se alcanza mediante el desarrollo humano y no mediante las armas y los ejércitos”. Pérez de Armiño, K y Areizaga, M. Diccionario de Acción Humanitaria y Cooperación al Desarrollo. Universidad del País Vasco. 2006. http://www.dicc.hegoa.ehu.es.

70. FOLEY, C. The Thin Blue Line: How Humanitarianism Went to War. Verso. 2010. p. 53.

71. Treverton y Klitgaard mencionan tres interconexiones entre pobreza e inseguridad: La primera muestra como un fuerte aparato de defensa interna mejora la seguridad civil, permitiendo la inversión y el desarrollo. La segunda variante explica cómo una mejor coordinación de políticas entre países en vías de desarrollo y países indus-trializados permitiría desmilitarizar la pobreza, encauzando los recursos así liberados a atender las necesidades básicas de la población. La tercera se resume en el viejo aforismo “si vis pacem para bellum”: más vale prevenir conflictos que tener que solucionarlos (Treverton G. F. y Klitgaard R. High-Performance Government. Structure, Leadership, Incentives. RAND Corporation. 2005, p. 113). En Bosnia-Herzegovina, Kosovo o Timor Oriental, conscientes de esta interrelación entre desarrollo y seguridad, las fuerzas militares asumieron tareas típicamente civiles relacionadas con la distribución de ayuda humanitaria y la administración pública, iniciando una práctica que no haría sino irse acentuando en futuras operaciones.

72. Sobre el modelo de la ONU de construcción de la paz véase el informe del Secretario General sobre Consolidación de la paz y sostenimiento de la paz en http://undocs.org/es/A/72/707.

73. Boutros-Ghali, B. An Agenda for Peace. Nueva York. 1995. https://digitallibrary.un.org/record/144858?ln=es.

74. OTAN (2010). Strategic Concept for the Defence and Security of the Members of the North Atlantic Treaty Organisation, Consejo Atlántico. Lisboa 2010. https://www.nato.int/lisbon2010/strategic-concept-2010-eng.pdf.

75. OTAN (2002). NATO Military Policy on Civil-Military Co-operation. 18 de enero 2002. Estado Mayor International. https://www.nato.int/ims/docu/mc411-1-e.htm.

76. OTAN (2002), op. cit.

77. Uno de los primeros ejemplos de la asunción de tareas humanitarias por parte de fuerzas militares internacionales se produjo en Chipre en 1974 (Ver: RUIZ ARÉVALO, 2011. Militares y OeNeGés; Reflexiones sobre una Relación a Veces Tormentosa. Universidad de Granada. 2011. p. 2. https://cemixugrmadoc.ugr.es/pages/7-publicaciones/7a-biblioteca-conde-de-tendilla-directorio/5militaresyoeneges/). La misión de la ONU en Bosnia Herzegovina es un buen ejemplo de cómo la evolución de los acontecimientos va conduciendo a una paulatina militarización de la acción humanitaria. FOLEY, op. cit. p. 71 y ss.

78. Se trataba de ganar los corazones y las mentes de la población para contribuir con ello a la seguridad de la fuerza y a la estabilidad de la zona. FOLEY. op. cit. p. 110.

79. No debe pasarse por alto que, para muchos, la pugna insurgencia-contrainsurgencia es una lucha en la que vence el que logra ganarse la legitimidad frente a la población civil (Yuste Echarren, P. y Colom Piella, G. “Operaciones de Estabilización y de Construcción Nacional: Marco para la Lucha Contra la Insurgencia”. Boletín del CESEDEN. núm. 313, Madrid 2010. p. 91. https://publicaciones.defensa.gob.es/media/downloadable/files/links/b/o/boletin_ceseden_313.pdf).

80. Citado por FERNÁNDEZ ALFARO, J. A. Las Fuerzas Armadas en los conflictos asimétricos y las operaciones de estabilización. Actas de las I Jornadas de Estudios de Seguridad de la Comunidad de Estudios de Seguridad “General Gutiérrez Mellado”. UNED, 2009. p. 25. https://iugm.es/wp-content/uploads/2016/07/TOMO_I_Jornadas_01.pdf.

81. DELANEY, D. CIMIC “Operations During Operation Kinetic”. Canadian Military Journal. Invierno 2000-2001. http://www.journal.forces.gc.ca/vo1/no4/doc/29-34-eng.pdf, p. 29.

82. Para un análisis más profundo sobre este asunto véase FOLEY. 2008.

83. También por la creciente implicación de cada vez más ONGs en proyectos de ayuda al desarrollo a largo plazo y por la aceptación, en muchos casos, de financiación proveniente de estados y organizaciones implicados en el conflicto, poniendo así en entredicho los principios de independencia y neutralidad que deberían guiar su actuación. RUIZ ARÉVALO. 2011. op. cit. p. 189 y ss. En la misma línea FRANKE, V. “The Peacebuilding Dilemma: Civil-Military Cooperation in Stability Operations”. International Journal of Peace Studies. Volumen 11, n.° 2, Otoño/Invierno 2006, p. 9. https://www.gmu.edu/programs/icar/ijps/vol11_2/11n2FRANKE.pdf.

84. FRANKE. p. 10. Sobre los problemas de la acción humanitaria en este nuevo escenario, referido a Somalia: GundeL, 2006. Humanitarian action in the new security environment: Policy and Operational Implications in Somalia and Somaliland. Humanitarian Policy Group. Londres. 2006. https://www.odi.org/sites/odi.org.uk/files/odi-assets/publications-opinion-files/389.pdf. Con un enfoque más general: Macrae, J. y HarpeR, A. Humanitarian action and the “global war on terror”: a review of trends and issues. Humanitarian Policy Group Report. Londres. 2003. https://www.odi.org/sites/odi.org.uk/files/odi-assets/publications-opinion-files/287.pdf. También Stoddard, A. Harmer, A. y Haver, K. Providing aid in insecure environments: trends in policy and operations. Humanitarian Policy Group. Briefing Paper 24. Londres. 2006. https://www.odi.org/sites/odi.org.uk/files/odi-assets/publications-opinion-files/269.pdf.

85. ARTETA, A. “La Conciencia Humanitaria”, en RAICH. J. Coord. El Laberinto humanitario. Médicos Sin Fronteras. 1999, p. 102. Si bien los Convenios de Ginebra y sus Protocolos adicionales no abarcan todos los pormenores de cómo las partes deben asegurar que la ayuda llegue a la población civil, lo cierto es que proporcionan un marco general y una descripción somera del socorro debido a las personas necesitadas y señalan las acciones básicas que deben llevar a cabo las partes. IV° Convenio de Ginebra, Art. 59-62; Protocolo Adicional I, Art. 68-71. El artículo 18 del Protocolo Adicional II señala que, cuando la población civil esté padeciendo privaciones extremas por la falta de abastecimientos indispensables para su supervivencia, tales como víveres y suministros sanitarios, las partes emprenderán “acciones de socorro en favor de la población civil, de carácter exclusivamente humanitario e imparcial y realizadas sin distinción alguna de carácter desfavorable”. De esta manera, se demuestra el papel central que el Derecho Internacional Humanitario otorga a la provisión de asistencia humanitaria imparcial. Si las fuerzas armadas no pueden brindar ayuda, se debe permitir a las organizaciones humanitarias que lo hagan, sin discriminación desfavorable. En otras palabras, los beneficiarios de ayuda y socorro son los necesitados y los que sufren debido al conflicto y no quienes podrían ser estratégicamente importantes para derrotar a los insurgentes. Permitir que se imponga este último criterio en la planificación y en la distribución de la ayuda implica no cumplir con el propósito del Derecho Internacional Humanitario. Se entiende, entonces, que las organizaciones humanitarias no deben verse “afectadas por consideraciones políticas ni militares”; en cambio, deben interesarse por la “condición de las personas”, en cuanto seres humanos, “independientemente de su valor militar, político, profesional o de cualquier otra índole” (ARTETA, loc. cit. p. 103).

86. VOLKER, F. “The Peacebuilding Dilemma. Civil-Military Cooperation in Stability Operations”. International Journal of Peace Studies, Volume 11, Number 2, Autumn/Winter 2006. http://www.gmu.edu/programs/icar/ijps/vol11_2/11n2FRANKE.pdf.

87. A pesar de la oposición de muchas organizaciones humanitarias y del menoscabo de los principios fundamentales del DIH, la ayuda y la asistencia humanitaria siguieron siendo utilizadas por los responsables de la toma de decisiones como una herramienta fundamental para el éxito de la contrainsurgencia. El establecimiento de programas como el de los Equipos de Reconstrucción Provincial en Afganistán y en Irak es una muestra de esa estrategia (Williamson. J. A. “Utilizar la ayuda humanitaria para ganar mentes y corazones: ¿un costo perjudicial?” En: El futuro de la acción humanitaria. Revista Internacional de la Cruz Roja. n.° 884. Diciembre de 2011. p. 90. https://international-review.icrc.org/es/articulos/utilizar-la-ayuda-humanitaria-para-ganar-mentes-y-corazones-un-costo-perjudicial). Morgan Edwards critica ácidamente el modo en que, en los primeros años de operaciones en Afganistán, de planificaba y coordinaba la cooperación cívico-militar: “Las reuniones a las que asistí en Kabul, en particular las mesas redondas cívico-militares, eran particularmente frustrantes. Extrañamente, organizaciones de la sociedad civil y ONG,s –quienes podían haber puesto en tela de juicio la razón de ser de los PRT,s– estaban excluidas y relegadas a otros foros de menor nivel. Así, en los aledaños del Ministerio de Interior o del Mando de las Fuerzas de la Coalición… jóvenes soldados occidentales exponían presentaciones de powerpoint. Éstas consistían principalmente en puntos indicando los hitos a alcanzar antes de la ‘estrategia de salida’. Pero, estos hitos, como construir juzgados, no guardaban ninguna relación con la solución política, la ausencia de un sistema de justicia” (MORGAN EDWARDS, L. The Afghan Solution. Bactria Press. 2011. p. 216).

88. US Army. Field Manual Counterinsurgency Field Manual 3-24. Headquerters, Department of the Army. Mayo 2014. https://fas.org/irp/doddir/army/fm3-24.pdf.

89. Entrevista al general Sir Rupert Smith, International Review of the Red Cross, n.° 864, diciembre de 2006. En la misma línea, “el fin último de la acción militar y civil es ganar la voluntad de la población, mientras que matar a los insurgentes es una tarea de apoyo”. (CENTER FOR ARMY LESSONS LEARNED. PRT Playbook: Tactics, Techniques, and Procedures, Manual n.° 07-34, septiembre de 2007, p. 1).

90. WILLIAMSON, loc. cit. p. 93.

91. US FM 3-24, op. cit. Section 2.5.

92. RUIZ ARÉVALO (2011), op. cit. p. 68 y ss.

93. Este diseño de las operaciones exige que los jefes militares sepan qué ONG,s operan en la zona y cuáles son sus actividades y traten de planificar conjuntamente la provisión de servicios esenciales a la población local, ya que las ONG “desempeñan un papel importante en la resolución de situaciones de insurgencia…, están presentes en las zonas de conflicto antes y después de la llegada de las fuerzas militares y tienen la capacidad de ayudar a sostener la estabilidad en el tiempo”. US FM 3-24. op. cit. Sección 2.9. En consonancia con la doctrina vigente, muchos jefes militares consideraban que las organizaciones humanitarias eran factores esenciales en la ecuación de la contrainsurgencia: “Es evidente que la ayuda humanitaria es un factor fundamental en todas las operaciones centradas en la población […]. Ambas trabajan codo a codo. Una establece las condiciones para la otra. Y es completamente necesaria para el progreso de las operaciones de contrainsurgencia”. Michael Tucker, Jefe de Operaciones del Estado Mayor de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF) (Baron, K. “Mixing fighting and food in Afghanistan”, en Stars and Stripes, 15 de septiembre de 2009. https://www.stripes.com/news/mixing-fighting-and-food-in-afghanistan-1.94760).

94. Como explica el Consejo Noruego para los Refugiados: “Los trabajadores humanitarios también prestan asistencia en las campañas de Shape, Clear, Hold and Build como parte de la estrategia de contrainsurgencia de la OTAN, pero no hay que confundirse: esto es una acción militar, no humanitaria”. Conferencia anual de colaboradores de ECHO 2010, Intervención de la mesa redonda de la Conferencia de ECHO, Elisabeth Rasmusson, Secretaria General del Consejo Noruego para los Refugiados, disponible en: http://ec.europa.eu/echo/files/partners/humanitarian_aid/conferences/2010/Roundtable/NRC.pdf.

95. No sólo los actores humanitarios se oponen a esta subordinación de la asistencia humanitaria. El llamado “modelo noruego” aboga por una clara diferenciación entre la acción política y la humanitaria. El libro Understanding Civil-Military Interaction. Lessons Learned from the Norwegian Model, permite conocer este modelo, que goza de gran predicamento principalmente en los países nórdicos.

96. FRANKE, op. cit. p. 6. En abril de 2009, dieciséis ONG,s que proporcionaban asistencia humanitaria en Afganistán enviaron una carta a la OTAN y a los jefes de Estado involucrados, solicitando que las tropas de la OTAN hicieran una distinción clara entre acciones militares y actividades humanitarias, para proteger a los civiles afganos y a los trabajadores humanitarios: “Que las fuerzas militares no utilicen las actividades de socorro o de desarrollo para tratar de ganar mentes y corazones con objetivos militares tácticos, de contrainsurgencia u otros, y se abstengan de llevar a cabo actividades de socorro cuando haya actores civiles capaces de ofrecer asistencia” (WILLIAMSON. loc. cit. p. 96). El uso de la ayuda humanitaria con fines políticos y militares en conflictos armados no internacionales ha causado, naturalmente, cierto descontento dentro de la comunidad humanitaria. Esto ha tenido particular importancia en Afganistán, donde las fuerzas de EEUU y la OTAN recurren con frecuencia a la ayuda y el socorro para restar apoyo local a los insurgentes. Existe evidencia de que la población local reacciona más favorablemente a la restauración de la seguridad y la buena gobernanza y a los programas sociales y económicos si provienen de las autoridades nacionales (WILLIAMSON. loc. cit. p. 89).

97. Por principio, para el Movimiento de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, la independencia de la acción humanitaria debe respetarse en todo momento: “La política, la fuerza militar y la acción humanitaria como instrumento para alcanzar la paz no son aplicables para el [Movimiento]. Nuestra atención está rigurosamente restringida a una misión humanitaria independiente” (CRUZ ROJA, Consejo de Delegados del Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja. Neutral and Independent Humanitarian Action. Consolidated report of the Commissions. Seúl, República de Corea, 18 de noviembre de 2005. p. 3). https://www.icrc.org/en/doc/assets/files/other/cd2005_commissionsniha_consolreport_final_eng_22.11.pdf). En la última década, los ataques deliberados contra el personal de las organizaciones humanitarias se han vuelto muy frecuentes. Es indudable que son ilegales e inaceptables y deben ser condenados enérgicamente. El rechazo a los trabajadores humanitarios es, sin embargo, un derivado de las políticas de integración de la ayuda humanitaria en las estrategias políticas y militares (KRENBUHL. P. La militarización de la ayuda y sus peligros, 22 de febrero de 2011, disponible en: http://www.icrc.org/spa/resources/documents/article/editorial/humanitarians-dangerarticle–2011-02-01.htm). Sobre la protección que el Derecho Inter-nacional proporciona a los actores humanitarios ver “La protección del ‘personal humanitario’ por el Derecho Internacional Humanitario en los conflictos armados actuales”. Revista Deusto de Derechos Humanos, n.° 7/2010. http://djhr.revistas.deusto.es/issue/viewIssue/179/37.

98. CRUZ ROJA (2011). International Humanitarian Law and the challenges of contemporary armed conflicts. 31.ª Conferencia Internacional de la Cruz Roja y la media Luna Roja. 2011. p. 23 y ss. https://www.icrc.org/en/document/international-humanitarian-law-and-challenges-contemporary-armed-conflicts.

99. WILLIAMSON, loc. cit. p. 96.

100. En una evaluación muy contundente de las estrategias de contrainsurgencia en Afganistán, MSF criticó con dureza a las organizaciones que parecían haber abandonado su neutralidad para trabajar junto a la ISAF. “La paz y la estabilidad son, indudablemente, objetivos nobles, pero cuando las organizaciones humanitarias buscan transformar una sociedad promoviendo la estrategia de uno de los beligerantes en el contexto de una guerra, ya no son percibidas como imparciales por todas las partes y, en consecuencia, pierden la capacidad de acceder y prestar asistencia a todas las personas que la necesitan. […] Muchas veces, se deja de lado la neutralidad en nombre del ‘pragmatismo’ adoptado por organizaciones que desean participar en la integración de las tareas de desarrollo y de construcción de la nación”. HOFMAN, M. y DELAUNAY, S. “Afghanistan: a return to humanitarian action”, Informe Especial, Médicos Sin Fronteras, 11 de marzo de 2010, p. 9. https://www.msf.org/afghanistan-return-humanitarian-action.

101. Hasta ese momento, la coordinación entre las fuerzas militares y los actores civiles se hacía, fundamentalmente, sobre el terreno. A partir de este momento se pretende un planeamiento conjunto al más alto nivel, para asegurar la convergencia de las actuaciones sobre el terreno.

102. FOLEY, op. cit. p. 118.

103. FOLEY, op. cit. p. 166.

104. CRUZ ROJA (2011), op. cit. p. 23 y ss.

105. Save The Children. Provincial Reconstruction Teams and Humanitarian–Military Relations in Afghanistan. 2004. https://resourcecentre.savethechildren.net/library/provincial-reconstruction-teams-and-humanitarian-military-relations-afghanistan.

106. Lo que se critica es que sea el mando militar el que tome estas decisiones, basándose en criterios operativos. Para los actores humanitarios, el único criterio válido para decidir dónde y cuándo acometer proyectos de ayuda es el de necesidad: la ayuda debe ir allí donde la necesidad es mayor. Consideraciones de interés político o militar desvirtuarían su actuación de modo inaceptable (RUIZ ARÉVALO (2011), op. cit. pp. 70-77).

107. Tradicionalmente, las agencias humanitarias habían basado su seguridad en la aceptación por parte de las comunidades en las que trabajaban, fruto de su neutralidad. Este hecho explica que, en casos como el afgano, fueran inicialmente capaces de actuar en zonas en las que ni el gobierno afgano, ni ISAF tenían presencia. Con el paso del tiempo y la politización de la ayuda humanitaria, acabó por ser imposible para estas agencias basar su seguridad en la mera aceptación.

108. Valga como ejemplo el caso de Médicos sin Fronteras (MSF), que tras el asesinato de cinco de sus empleados por insurgentes en Afganistán suspendió sus operaciones en Afganistán en el verano de 2004, después de haber trabajado en el país durante más de 24 años. MSF atribuyó su decisión a la proliferación de los PRT que, en su opinión, había desdibujado los límites entre las esferas civil y militar y colocado a su personal en riesgo (FOLEY, op. cit. pp. 111 y ss).

109. Como señala Roldán Barbero, la relación entre pobreza y democracia es tan estrecha que la desigualdad puede llegar a comprometer la credibilidad de un sistema demo-crático (Roldán Barbero (2018-1), loc. cit, pp. 191).

110. “La interacción civil-militar (CMI) es un conjunto de actividades, basadas en la comunicación, la planificación y la coordinación, que todos los organismos militares de la OTAN comparten y conducen con actores no militares internacionales y locales, tanto durante las operaciones de la OTAN como en su preparación. Incrementan la eficacia y eficiencia mutua de las acciones respectivas en las operaciones de respuesta a crisis” (OTAN (2002), op. cit).

111. LINDLEY-FRENCH y BOYER, loc. cit. p. 573.

112. CONING, C. de y FRIIS, K. “Coherence and Coordination. The Limits of the Comprehensive Approach”. Journal of International Peacekeeping 15.2011. https://www.researchgate.net/publication/273600713_Coherence_and_Coordination_The_Limits_of_the_Comprehensive_Approach.

113. Sobre el concepto de misiones integradas de la ONU: OXFAM (2014-1). UN Integrated Missions and Humanitarian Action. OXFAM humanitarian Policy Note. Agosto 2014. https://oi-files-d8-prod.s3.eu-west-2.amazonaws.com/s3fs-public/file_attachments/story/oi_hum_policy_integrated_missions_august2014.pdf. Sobre sus resultados prácticos: COMBAZ, E. The impact of integrated missions on humanitarian operations. GSDRC Helpdesk Research Report. Mayo 2013.

114. Nótese que estos conceptos se limitan a integrar los esfuerzos de las propias agencias de la ONU.

115. Sobre el concepto de Enfoque Integral, la Comisión Europea reconoce que el concepto, como tal, no es nuevo: se ha aplicado previamente como principio organizador de la acción de la UE en los últimos años, por ejemplo, en el Cuerno de África, el Sahel y los Grandes Lagos. Sin embargo, las ideas y principios que rigen el enfoque integral no se han aplicado todavía de forma sistemática como principios rectores de la acción exterior de la UE en todos los ámbitos, en particular en relación con la prevención de conflictos y la resolución de crisis. El punto de partida para la aplicación de un concepto tan amplio e integrador es el reconocimiento de que el desarrollo sostenible y la erradicación de la pobreza requieren paz y seguridad; y lo contrario es igualmente cierto: los países frágiles o afectados por conflictos siguen siendo los más alejados de los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Ante esta realidad, se asienta el principio de que el enfoque global de la UE es una responsabilidad común y compartida por todos los agentes de la UE en Bruselas, en los Estados miembros y en los terceros países en los que se opera. La voluntad política colectiva, la transparencia, la confianza y la participación proactiva de los Estados miembros son requisitos previos para el éxito. Por último, el enfoque se basa en el pleno respeto de las diferentes competencias y el valor añadido de las instituciones de la UE y de los Estados miembros, tal como se establecen en los Tratados. Además, se reconoce que la ayuda humanitaria se prestará de conformidad con su modus operandi específico, respetando los principios de humanidad, neutralidad, imparcialidad e independencia, únicamente en función de las necesidades de las poblaciones afectadas, en consonancia con el Consenso Europeo sobre la Ayuda Humanitaria (COMISION EUROPEA. The EU’s comprehensive approach to external conflict and crises. Comunicado conjunto al Parlamento y al Consejo de Europa. Bruselas, 11 de diciembre 2013. https://europa.eu/capacity4dev/public-fragility/wiki/eus-comprehensive-approach-external-conflict-and-crises).

116. Fuera de la OTAN, Australia es uno de los países que han desarrollado una doctrina más completa sobre la integración de esfuerzos civiles y militares en emergencias complejas. Desde 1999, las Fuerzas de Defensa Australianas (ADF) han realizado más de 117 operaciones abarcando casi todo el espectro de las llamadas “guerras pequeñas”… protección de fronteras y respuesta a desastres; intervenciones regionales de seguridad y estabilidad; operaciones de ayuda humanitaria y contribuciones a coaliciones en Irak y Afganistán. Abordar los complejos problemas que presentan estas operaciones ha requerido más que fuerza militar; ha exigido la aplicación simultánea de instrumentos diplomáticos, informativos, militares y económicos para lograr objetivos estratégicos nacionales. El paso de una aplicación secuencial del poder nacional a otra paralela en intervenciones complejas es probable que continúe en el futuro, dado el enfoque de “Todo el Gobierno” enfatizado en el Libro Blanco de Defensa de Australia de 2013. A lo largo de estas operaciones, las ADF han demostrado ser capaces de interactuar eficazmente con otras agencias gubernamentales, la Nación Anfitriona, Organizaciones Internacionales y organizaciones no gubernamentales para proporcionar soluciones flexibles ajustadas a cada operación. El concepto de implicación conjunta de todo el gobierno define la coordinación entre agencias dentro de un espectro que va de la coexistencia a la cooperación. La coexistencia no supone más que actividades encaminadas a minimizar la competencia, mientras que la cooperación es una colaboración significativa a través de esfuerzos combinados. La doctrina australiana en este área queda recogida en los siguientes documentos: (1) AUSTRALIAN NATIONAL AUDIT OFFICE. The Australian Defence Force’s Mechanisms for Learning from Operational Activities. Australian Government:, 2011 (2) ASIA PACIFIC CIVIL-MILITARY CENTRE OF EXCELLENCE. Strengthening Australia’s Conflict and Disaster Management Overseas. 2010 y (3) DEPARTMENT OF DEFENCE 2013 Defence White Paper. Australian Government, Canberra: Defence Publishing Service, 2013.

117. La iniciativa danesa, denominada Planeamiento y Acción Concertados, surge de la observación de que la respuesta de la OTAN a las crisis de los Balcanes y Afganistán se produjo sin una coordinación cívico-militar previa y sin incorporar lecciones aprendidas en anteriores crisis (LINDLEY-FRENCH y BOYER, loc. cit. p. 592). La interacción entre fuerzas militares, organizaciones civiles y población no era una idea novedosa, pero se hacía necesario profundizar en cómo había de ser esa relación en el caso de Afganistán y en otros análogos. Lo novedoso de la iniciativa danesa radicaba en que proponía que todos los esfuerzos dedicados a la resolución de un conflicto debían concertarse previamente, en un plan capaz de concitar la adhesión de todos los actores implicados (SCHER, K. y CHRISTENSEN, J.T. Improving civil-military cooperation the Danish way. NATO Review http://www.nato.int/docu/Review/2005/Peace-Building/civil-military-cooperation-Danish/EN/index.htm).

118. “Las experiencias en Afganistán y Kosovo demuestran que los desafíos de hoy exigen un enfoque integral por parte de la comunidad internacional que incluya una amplia gama de instrumentos civiles y militares, respetando plenamente los mandatos y la autonomía de las decisiones de todos los actores”. (Riga Summit Declaration. Issued by the Heads of State and Government participating in the meeting of the North Atlantic Council in Riga on 29 November 2006. NATO Press Release. 29 Nov. 2006. Para. 10. http://www.nato.int/cps/en/natolive/official_texts_37920.htm).

119. CASTILLA BAREA, A. “El Concepto de Comprehensive Approach en la ONU y la OTAN. Alcance e Implicaciones”. Documentos de Seguridad y Defensa n.° 37. CESEDEN 2010. p. 34.

120. NATO Press Conference, 3 August 2009, http://www.nato.int/cps/en/nato-live/opinions_56776.htm. Desde entonces, el enfoque integral ha sido objeto de discusiones internas al más alto nivel, en las que, a pesar de las muchas discrepancias, hay una conclusión clara: la voluntad de la OTAN no es competir con la ONU y la UE y no pretende desarrollar capacidades civiles propias (CONING y FRIIS, loc. cit.).

121. OTAN (2010-2), op. cit. Art. 19.

122. LINDLEY-FRENCH y BOYER, loc. cit. pp. 586 y ss.

123. KUOVO, S. State-Building and Rule of Law: Lessons from Afghanistan? Afghanistan Analysts Network. 28 de marzo. 2009. p. 11. https://www.afghanistan-analysts.org/en/other-publications/external-publications/state-building-and-rule-of-law-lessons-from-afghanistan-2/.

124. La dificultad a la hora de identificar las causas de un conflicto explica que diferentes agencias tengan puntos de vista enfrentados a la hora de decidir sobre qué aspectos actuar para reducir el riesgo de conflicto. Estas diferentes perspectivas han conducido a que cada país haya priorizado un aspecto de las acciones necesarias para la estabilización postconflicto: El Reino Unido se ha centrado en el sector militar y de seguridad. EEUU comenzó con un fuerte interés en la democratización y la recuperación económica, pero sus experiencias en Afganistán e Irak han hecho que vuelva a centrar la atención en la estabilización. Japón tiende a centrarse en la reconstrucción general posterior al conflicto, mientras que Francia y Alemania han centrado su atención en la estabilización inmediata posterior al conflicto y la promoción de la democracia a largo plazo y la reconstrucción económica (BARNETT, M., KIM, H., O’DONELL, M. y SITEA, L. Peacebuilding: What Is in a Name?. Global Governance 13, 2007, p. 45 y ss. https://home.gwu.edu/~barnett/articles/2007_peacebuilding_gg.pdf).

125. No ha de olvidarse que el objetivo esencial de toda operación de paz va más allá de la mera eliminación o control de la violencia. La paz no es únicamente la ausencia de conflictos, sino que se apoya en la inexistencia de causas que puedan generar la crisis. El componente militar debe, por lo tanto, actuar en estrecha coordinación con los demás componentes, en particular el policial y el judicial, para lograr la reins-tauración del orden, el imperio de la ley y el respeto a los Derechos Humanos en una sociedad gobernada por el principio democrático, que caracterizan al Estado de derecho. Solo en estas condiciones puede lograrse una paz estable (MATAMOROS, op. cit. p. 84).

126. Estas consideraciones son perfectamente aplicables al supuesto de la intervención internacional en Afganistán producida tras los atentados del 11-S, donde tras más de una década de intervención internacional, el gobierno afgano se enfrenta a una grave crisis de legitimidad, derivada del alto grado de corrupción presente en todas las instituciones y de su incapaz para garantizar seguridad, justicia y desarrollo. (Para un análisis exhaustivo de la evolución de Afganistán desde el 2001: Descent into Chaos. Viking 2008. SETH, J. In the Graveyard of Empires. America´s War in Afghanistan. W.W. Norton y Cia. Nueva York 2009 y MARDSEN, P. Afghanistan. Aid, Armies and Empires. I.B. Tauris. Nueva York 2009. MENDOZA, C. Islam and Islamism in Afghanistan. Harvard Law School. 2011). En este tipo de operaciones militares “los objetivos militares han cambiado desde la búsqueda de objetivos estratégicos militares concretos al establecimiento de ciertas condiciones a partir de las cuales se pueden decidir los resultados políticos”. (SMITH, R, The Utility of Force: The Art of War in the Modern World. Allen Lane, Londres. 2005, p. 269).

127. RUIZ ARÉVALO (2011), op. cit. p. 235 y ss.

128. ENSEÑAT Y BEREA, A. “Las Operaciones Integradas en los Documentos Estratégicos de los Aliados Europeos, en De las operaciones conjuntas a las operaciones integradas. Un nuevo desafío para las Fuerzas Armadas. Documentos de Seguridad y Defensa n.° 37, p. 28. CESEDEN 2010. https://publicaciones.defensa.gob.es/media/downloadable/files/links/P/D/PDF165.pdf.

129. ENSEÑAT, loc. cit. p. 28.

130. En el seno de las fuerzas armadas de EEUU no todos compartirían este criterio. Para muchos de ellos, el Enfoque Integral se traduce en la necesidad, para la fuerza militar, de hacer frente a todos los aspectos del conflicto, incorporando del entorno civil capacidades de las que carece en su estructura, pero conservando la capacidad de dirigir el proceso en su conjunto, como un único esfuerzo. Observación personal del autor durante su estancia en Kabul en 2013.

131. Muy gráficamente, Lindley-French, Cornish y Rathemell hablan de “parroquianismo militar” para definir lo que consideran el mayor riesgo para el enfoque integral: la idea de que el resto de estrategias deben subordinarse a los objetivos militares (LINDLEY-FRENCH, loc. cit. p. 575).

132. FERNÁNDEZ ALFARO, loc. cit. p. 30.

133. CASTILLA BAREA, loc. cit. p. 38.

134. El liderazgo de la Alianza habría de limitarse, en su caso, a coordinar con otras organizaciones internacionales, en vez de coordinar a. En otras palabras, la forma verbal a conjugar no es el yo coordino, sino el nosotros coordinamos, entendiendo la coordinación como una relación entre iguales en la que no hay una Autoridad de Coordinación, sino una pluralidad de entes iguales buscando un consenso. La coordinación nunca puede abordarse como una actividad posterior a la propia decisión, dirigida a supeditar la actuación del resto a un planeamiento propio ya finalizado. El planeamiento propio no puede ser previo a la coordinación, sino que debe hacerse en paralelo con el resto de organizaciones, intercambiando información sobre los planes respectivos, o incluso planeando conjuntamente. Olvidar este principio ha conducido a numerosos desencuentros entre militares y actores civiles. “La alternativa es sacrificar cooperación por control”. (LINDLEY-FRENCH, loc. cit. p. 576).

135. En el caso de Afganistán, países como Japón contribuyen sólo económicamente; otros como Turquía o Korea contribuyen al desarrollo económico; otros, como España y una larga lista de aliados, lo hacen en todos los campos.

136. Los documentos, ya citados, que formulan la postura oficial del gobierno australiano en este campo, abogan por una aproximación flexible a la interacción, de forma que será cada escenario y la naturaleza de cada interlocutor los que definan el nivel de interacción a alcanzar. Para algunos, este enfoque minó la efectividad de la fuerza internacional liderada por Australia en Timor Oriental en 1999 (Véase: RYAN, A. Primary Responsibility and Primary Risk’: Australian Defence Force Participation in the International Force East Timor.: Land Warfare Studies Centre, Canberra. 2000. p. 109-11. https://researchcentre.army.gov.au/sites/default/files/sp304_primary_responsibilities_and_primary_risks-alan_ryan.pdf). Cabe argüir, frente a estas críticas, que la adaptación a la realidad en la que se opera y a las características de las organizaciones presentes en el escenario, no es una opción, sino una necesidad ineludible. Tampoco se puede pasar por alto que las necesidades de interacción dependen también del peso específico que cada organización tenga en el conjunto de las operaciones (SMITH, M. Analyzing the Effectiveness of Australian Civil Military Cooperation (CIMIC) after 15 Years of? Small Wars? Small Wars Journal. 16 de febrero de 2015, p. 2).

137. OTAN (2014). Doctrina Aliada para la Cooperación Cívico-Militar. AJP 3.4.9. Agencia OTAN de Normalización.

138. A diferencia del caso anterior, el oficial de enlace no se integra plenamente en el organismo al que es destacado, sino que trabaja en éste, pero para el organismo que lo destaca.

139. Experiencia obtenida durante la primavera de 2013, como miembro de la representación de ISAF en el grupo interagencias responsable de coordinar el apoyo internacional al proceso electoral.

140. El Centro de Excelencia de Cooperación Cívico Militar de la OTAN (Civil-Military Co-operation Centre of Excellence, CCOE) ha publicado unas directrices al respecto: BERGE, A. J. Best & Bad Practices Handbook on Civil-Military Interaction. Civil-Military Co-operation Centre of Excellence (CCOE). Junio 2014. https://nllp.jallc.nato.int/IKS/Sharing%20Public/Civil-Military%20Interaction%20Best%20and%20Bad%20Practices%20Handbook.pdf.

141. CASTILLA BAREA, loc. cit. p. 41.

142. No hablamos de algo inédito. En el año 2006, en la Sección de Cooperación Cívico-Militar del Cuartel General de ISAF en Kabul, había dos representantes de la Organización Internacional para las Migraciones (IOM) plenamente integrados en la estructura de mando y control (Observación personal del autor).

143. La OTAN y muchos de sus Estados miembros están desarrollando numerosas iniciativas para trabajar de modo permanente con organizaciones civiles de todo tipo (Universidades, ministerios, organizaciones internacionales, ONG,s, etc.) con el objeto de generar confianza, aproximar criterios, homogeneizar procedimientos,… El interés de las agencias civiles invitadas a este tipo de colaboraciones es heterogéneo pero, en general, el nivel de compromiso dista mucho de ser el requerido para una eficiente interacción. En general, la gestión de crisis sigue viéndose como un problema básicamente militar (BINNENDIJK y CARPENTER en LINDLEY-FRENCH y BOYER, loc. cit. p. 586 y ss.).

Estado de Derecho y construcción de la paz. El caso Afgano

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