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2.2. AFGANISTÁN COMO SISTEMA ADAPTATIVO COMPLEJO

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Afganistán, en realidad cualquier país, puede considerarse como un sistema adaptativo complejo18. Un sistema complejo adaptable contiene muchos componentes que se adaptan o aprenden mientras interactúan. De hecho, el concepto de problema perverso es especialmente adecuado para definir la naturaleza del conflicto afgano, en el que interactúan y se entremezclan un sinfín de actores y conflictos diferentes, pero interdependientes19. De una parte, se trata de una sociedad en la que se entrecruzan tensiones étnicas, religiosas, sociales y económicas en un entorno en el que compiten diversas estructuras de poder formales e informales. De otra, porque contrainsurgencia, lucha contra el terrorismo y narcotráfico son ejemplos clásicos de este tipo de problemas presentes en este escenario. Además, la capacidad de los diversos actores involucrados en este sistema para auto-organizarse lo hace extremadamente adaptable y resistente, mien-tras que hace difícil para cualquier agente ejercer de modo individual una influencia a largo plazo.

Las organizaciones internacionales empeñadas en la reconstrucción de Afganistán han encontrado allí un sinfín de Problemas Perversos. Un accidentado proceso de prueba-error ha permitido ir encontrando soluciones parciales a problemas concretos, de forma que algunos han sido sensible-mente mejorados; otros no tanto. Pero en ningún caso puede decirse que se haya encontrado una solución global y definitiva al problema que, aún hoy, constituye Afganistán. Esto es así porque Afganistán, en sí mismo, es un sistema adaptativo complejo, un sistema en el que una multitud de actores tiene intereses en conflicto, lo que da lugar a un problema especialmente perverso.

Para tratar de comprender esta realidad, es imprescindible analizar la complejidad histórica a la que se enfrenta Afganistán y que demuestra hasta qué punto los conflictos internos contribuyen a la actual situación. En el caso que nos ocupa, resulta imprescindible conocer las fuerzas que han ido interactuando a lo largo de la historia para conformar el actual Estado afgano; y, muy particularmente, cómo ha ido cristalizando a lo largo de este proceso una sociedad, una estructura administrativa y un sistema jurídico, que es necesario conocer antes de intentar encontrar soluciones a los problemas que atenazan a este país. No se trata de una tarea fácil, porque un sistema adaptativo complejo no puede reducirse a la “suma de sus partes”, ya que la acción de algunas de ellas siempre afecta a la acción de otras, de modo que nunca se alcanza o mantiene el equilibrio de todo el sistema por mucho tiempo. Por lo tanto, es necesario examinar los lazos dinámicos entre redes o capas de la sociedad, ya que examinar las partes individuales aisladamente impediría considerar las propiedades que dan a los sistemas complejos su aparente impredictibilidad20.

El principio rector de este análisis es que la inestabilidad en Afganistán está alimentada por una confusa agregación de micro-conflictos interrelacionados, que dan forma a lo que se viene a denominar, simplificando el problema, como El Conflicto Afgano.

Afganistán es una sociedad predominantemente agraria en la que conviven diversos grupos étnicos divididos entre una mayoría de suníes y una presencia minoritaria de chiitas. Sin embargo, el conocimiento de estos datos por sí solo es insuficiente para comprender la verdadera complejidad de este sistema. El terreno humano de Afganistán debe entenderse a través de su historia y de los efectos de las grandes conmociones que continúan reverberando a día de hoy en todo el país. Conmociones históricas como El Gran Juego, La Guerra Fría o el conflicto en curso han ayudado a forjar la moderna dinámica social y política de Afganistán. Muchos de los problemas que irán apareciendo a lo largo de este trabajo no son sino micro-conflictos surgidos en el período en que ocurrieron aquellos acontecimientos. La tierra, el agua y las pugnas por el poder local están en el origen de muchos de estos micro conflictos. Dado que Afganistán tiene una economía predominantemente agrícola, la tierra es el fundamento de toda riqueza. La alternativa al acceso a la tierra es, en muchos casos, la pobreza. Existen tres problemas principales en relación con la tierra que actúan como generadores de conflictos: disputas por la propiedad, rechazo estatal a reconocer la titularidad y el uso de la tierra. Según Foley, “si la causa fundamental de los conflictos que causaron tal devastación en Afganistán se pudiera resumir en una sola palabra, probablemente sería tierra”21.

Otro factor de gran importancia ha sido el conflicto entre la auto-ridad formal y los poderes fácticos, sean tribales o religiosos. El siglo XX afgano puede entenderse como una pugna constante entre el poder político formal, empeñado en reformar el país, y las fuerzas tradicionales, encarnadas por los líderes religiosos y tribales, empeñadas en frenar cualquier cambio. La lucha entre muyahidines y comunistas no será sino el penúltimo capítulo de esta guerra; y los talibán22, en su momento, sus vencedores finales. El conflicto actual es, en parte, prolongación de aquél.

Junto a estos problemas seculares, la corrupción y la droga han emergido como nuevos factores generadores de conflicto. Tanto los conflictos internos entre facciones dentro del gobierno, como muchos de los surgidos entre el gobierno y la insurgencia, derivan a menudo de la competencia por el acceso y el control sobre la industria de los narcóticos, cuya eficiencia y robustez es evidente. Las redes que se forman alrededor de este negocio son complejas, perdurables y eficaces incluso bajo presión extrema; la experiencia ha demostrado que tanto el gobierno afgano, como los actores internacionales que le respaldan, no deben subestimar el potencial de este problema para desestabilizar al país en su conjunto. Resulta también imprescindible comprender el grado en el que la corrupción influye en el resto de factores presentes en el escenario afgano, hasta el punto de ser capaz, también, de desestabilizar al Estado en su conjunto.

Todos estos factores, junto a muchos otros de menor relevancia, se entrecruzan entre sí, de forma que corrupción y drogas inciden en el reparto de poder entre grupos. De la misma forma que las tensiones interétnicas se entrecruzan con litigios por la propiedad de la tierra y alimentan la corrupción a través de redes clientelares de base tribal. Esta es precisamente la esencia de los sistemas adaptativos complejos.

Estado de Derecho y construcción de la paz. El caso Afgano

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