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F) Declaración de Toledo (2010)

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La Declaración de Toledo (2010)147 da un paso más en la línea de entender el territorio, el suelo y la ciudad como parte esencial de un problema mucho más general, que supera ya el urbanismo o la idea de sostenibilidad y conecta directamente con la preocupación europea por el calentamiento global. Por ello este documento relaciona el modelo de desarrollo urbano con la estrategia Europa 2020. Y como no podía ser de otra forma, propone en palabras de J. HERVAS MAS (2017:151) un modelo de desarrollo urbano, más “inteligente, sostenible e inclusivo”. La reunión de Toledo y su Declaración constituyen una verdadera apuesta por la continuación del proceso de Marsella y el desarrollo del Marco europeo de referencia de la ciudad sostenible, como una herramienta operativa para las ciudades, particularmente las de tamaño mediano y pequeño. La Declaración introduce una importante novedad: integra un Documento de referencia sobre la Regeneración Urbana Integrada, y centra sus actuaciones urbanísticas en los cascos urbanos consolidados o históricos.

Para lograr el modelo de ciudad más inteligente, más sostenible y socialmente más inclusiva se consideran diversas estrategias, siendo la más importante el desarrollo urbano integrado, con una visión global y exhaustiva de la ciudad. Estas son estrategias que conllevan acciones como: mejorar el desempeño económico, la ecoeficiencia y la cohesión social de la ciudad consolidada; asegurar la calidad de vida de los ciudadanos y su bienestar en todas las comunidades y barrios, subrayando la importancia de la participación ciudadana; tener en cuenta el cambio climático en las actuaciones urbanísticas; apoyar la renovación y rehabilitación del parque de vivienda y lograr calidad urbana del espacio público y el paisaje; atender a los barrios más desfavorecidos; recalcar la conveniencia y efectividad del planeamiento territorial y urbano como instrumento para integrar los objetivos ambientales sociales y económicos; y considerar la conveniencia del reciclaje urbano y/o el planeamiento urbano compacto con una estrategia para minimizar el consumo de suelo.

Se reconoce la necesidad de consolidar en el futuro una Agenda Urbana Europea, comprometiéndose a fomentar e impulsar las acciones conjuntas. Y todo esto porque las ciudades son los lugares donde se concentra la mayoría de los riegos y los potenciales –presentes y futuros– para alcanzar las metas de la estrategia Europa 2020. Se pretende fomentar, e impulsar, las siguientes acciones conjuntas: fortalecer la dimensión urbana de la Política de Cohesión; lograr una mayor coherencia entre los temas territoriales y urbanos, y promover el desarrollo urbano sostenible mediante la puesta en práctica de una política de desarrollo urbano integrado.

Pero quizás la parte más novedosa de la Declaración de Toledo sea el ya citado Documento de referencia sobre Regeneración Urbana Integrada, que se sitúa como pieza clave de una nueva estrategia urbana para Europa. El enfoque integrado y un pensamiento holístico para el desarrollo urbano suponen superar los habituales enfoques unidimensionales mediante nuevos enfoques transversales o multidimensionales que consideran la ciudad una totalidad en la que se deben ofrecer respuestas a retos ambientales, sociales y económicos. La Regeneración Urbana Integrada debe entenderse como un proceso planificador que ha de trascender a ámbitos o enfoques parciales, pretendiendo optimizar el capital urbano existente como algo complejo y no solo como un recurso (suelo) o un valor (arquitectónico). Las áreas urbanas desfavorecidas, y/o vulnerables, son un recurso (su capital humano y físico esta desaprovechada) cuyo desbloqueo puede contribuir al progreso cívico y al desarrollo económico de la ciudad. Estas referencias parecen inspirar el Capítulo IV del Título III –artículos 107 a 111– de la Ley 2/2011, de Economía Sostenible148, así como la Ley 8/2013, de Rehabilitación, Regeneración y Renovación Urbanas, que derogaría e integraría los citados artículos de la Ley 2/2011.

Los objetivos y alcance de las referida Ley 8/2013 para nada son tan ambiciosos y complejos como se desprende de la Declaración de Toledo. El legislador de 2013 no se atrevió –o no quiso– hacer una ley sobre la renovación de la ciudad consolidada, dotando de un instrumento legislativo integral, multidisciplinar y holístico –como se dice en la Declaración– al sistema urbanístico (sistema completo). Se limitó a una legislación que desarrolla aspectos demasiado parciales del sistema, cuestiones relativas a la eficacia y eficiencia energética, accesibilidad universal, o calidad de la edificación.

Volviendo a la Declaración de Toledo, será necesario preguntarse si la apuesta por la sostenibilidad urbana no puede resultar incompatible con el crecimiento urbano y el desarrollo económico, como lo habíamos conocido hasta la fecha; y si ello es percibido por los ciudadanos como un problema o una limitación de su libertad de elección. Pero en todo caso, desde la Unión Europea esta cuestión no supone ninguna limitación, debiendo actuarse inteligentemente mediante políticas

“globales que administren la extensión física de la ciudad según lo necesario y conjuguen la apuesta por la regeneración urbana integrada en la ciudad consolidada con un modelo sostenible e integrado de crecimiento en los nuevos desarrollos urbanísticos”149.

Urbanismo para una nueva ciudad

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